ATARAXIA
Las palabras se las lleva el viento. No somos ni lo que pensamos ni lo que decimos. Somos lo que hacemos. Nada más. A menudo confundimos quienes somos con quienes nos gustaría ser o con quien los demás creen que somos.
Hace ya unos años que un sabio amigo me explicaba que el problema de las decepciones que nos llevamos en la vida con otras personas es, en realidad, un problema nuestro. Aquel del que no esperas nada no puede decepcionarte. Todo un estoico mi amigo. A menudo nos llevamos decepciones porque esperamos de los demás aquello que no pueden darnos. Y lo esperamos porque nos fiamos de lo que dicen y no de lo que hacen. Las palabras son muy tentadoras. Agradan porque muchas veces dicen, precisamente, lo que queremos oír. Es más fácil decir algo que hacerlo. Es más fácil decir te quiero que querer. Es más, decir te quiero está al alcance de todos y querer no lo está. Como dijo el maestro: la primera vez que me engañes, la culpa será tuya. La segunda vez, la culpa será mía
Echando la vista atrás uno se da cuenta de que las decepciones que se ha llevado en la vida son, en la mayoría de los casos, culpa de uno mismo. ¿Cómo pude fiarme?, ¿cómo me creí todo aquello? Y un largo etcétera. El problema es que la vida te enseña a hostias. Te muestra el lado más amargo en el peor momento ( si es que existe algún momento propicio para tal cometido). Sin previo aviso. Y hay que estar atento porque el dolor es un curso intensivo de la vida y ésta es la única asignatura que no se puede suspender.
Desde los 18 años he querido ser un personaje literario, Andrés Hurtado. Cada día que pasa me doy cuenta de lo lejos que sigo de la ataraxia...
Hace ya unos años que un sabio amigo me explicaba que el problema de las decepciones que nos llevamos en la vida con otras personas es, en realidad, un problema nuestro. Aquel del que no esperas nada no puede decepcionarte. Todo un estoico mi amigo. A menudo nos llevamos decepciones porque esperamos de los demás aquello que no pueden darnos. Y lo esperamos porque nos fiamos de lo que dicen y no de lo que hacen. Las palabras son muy tentadoras. Agradan porque muchas veces dicen, precisamente, lo que queremos oír. Es más fácil decir algo que hacerlo. Es más fácil decir te quiero que querer. Es más, decir te quiero está al alcance de todos y querer no lo está. Como dijo el maestro: la primera vez que me engañes, la culpa será tuya. La segunda vez, la culpa será mía
Echando la vista atrás uno se da cuenta de que las decepciones que se ha llevado en la vida son, en la mayoría de los casos, culpa de uno mismo. ¿Cómo pude fiarme?, ¿cómo me creí todo aquello? Y un largo etcétera. El problema es que la vida te enseña a hostias. Te muestra el lado más amargo en el peor momento ( si es que existe algún momento propicio para tal cometido). Sin previo aviso. Y hay que estar atento porque el dolor es un curso intensivo de la vida y ésta es la única asignatura que no se puede suspender.
Desde los 18 años he querido ser un personaje literario, Andrés Hurtado. Cada día que pasa me doy cuenta de lo lejos que sigo de la ataraxia...
4 comentarios
JOSIF -
Por cierto esta muy que su majestad, introduzca otros comentarios que no sean la pura y dura política.
El pensamiento liberal es más que eso.
JOSIF -
Lo dificil es saber cuando aplicarlo.
A la gente se la debe ir "probando", poco a poco y estudiando su reacción. No quiero decir con esto que la accíon-reacción deba ser directa o recíproca.
Es como lo de haz el bien y no mires a quien.
En lo poco que he podido ver en la vida me he dado cuenta de que cuando haces algo por otra persona no debes esperar algo de esta, así no te llevaras ninguna decepción, sin embargo esto no debe ser excusa para no hacer algo por esa persona.
Quizas la reacción que se corresponde con tu accíon viene de otra persona totalmente distinta a la que tu has ayudado.
Perdonad estas frases un poco inconexas, son reflexiones un poco rapidas y desordenadas.
EL PRINCIPITO -
No estoy de acuerdo en lo de Andrés Hurtado. Para mi, su vida no era triste. Todo lo contrario. El estoicismo evita las frustraciones y la ataraxia es el estado del alma más elevado y él casi lo alcanzó
Sigo siendo Indòmita a pesar de todo... -
Y por cierto, ponte todo lo existencial que quieras, pero no como Andrés Hurtado, que vida tan triste!!!
Un bezito